Compañías japonesas, mexicanas, alemanas y americanas, que se instalan en Chile, aterrizan con nuevos desafíos, cultura e idioma, ponen a prueba la flexibilidad de los equipos en la construcción y aportan a la industria.
Cuando uno de los ejecutivos de Constructora Inarco fue invitado a la ceremonia de instalación de la primera piedra de una nueva planta de semillas, nunca se imaginó que sería parte de una ceremonia de agradecimiento y bendición de la tierra.
“Fue muy profundo, emotivo y muy propio de la cultura del mandante, ya que a ellos les mueve colaborar con la tierra y el medioambiente”, cuenta el subgerente de Constructora Inarco, Francisco García-Huidobro.
La ceremonia ocurrió hace un par de meses en la comuna de Nogales, justo antes de comenzar una construcción de 6.270 m2 donde se instalará una planta con área de producción y almacenaje para Sakata, empresa fundada en Japón hace más de cien años.
Este es un ejemplo de las experiencias que viven los colaboradores de Inarco, constructora con 40 años de experiencia y más de 20 de ellos trabajando para distintas empresas extranjeras, al desarrollar centros de distribución, plantas, bodegas y oficinas para mandantes extranjeros.
“Más allá de convivir con distintas culturas, el equipo ejecutivo en la obra ha aprendido a ser flexible y a adaptarse a diferentes normas, idiomas y exigencias que lo enriquecen”, explica García-Huidobro.
El idioma universal de los planos
En paralelo a la instalación para semillas, Constructora Inarco levanta otra planta donde se fabricarán paneles exteriores para la industria de la construcción. El mandante es Knauf, compañía alemana fundada en 1932 que construye en Chile su primera instalación fuera de Europa, la que se utilizará para abastecer al mercado de América Latina y la costa oeste de Estados Unidos.
El desafío ha sido grande, pues la planta es totalmente innovadora y conjuga los equipos de tres empresas distintas, una griega y dos alemanas, una de ellas con equipos de instaladores bielorrusos. Una verdadera Torre de Babel, donde alemanes, suizos, griegos, bielorrusos y chilenos trabajan en una perfecta coordinación.
“El que los subcontratistas de especialidades vengan de diversas partes del mundo implica interpretar muy bien sus necesidades técnicas en diferentes idiomas, pero el idioma universal es el inglés, además del idioma de los planos que nosotros sabemos interpretar”, explica el visitador de Obras de Inarco, Víctor Morales.
Una planta para abastecer al sur de Chile
En Chillán, otro equipo construye una planta de alrededor de 10 mil metros cuadrados para producir los panes y tortillas de Bimbo que llegarán a las mesas del sur.
El mandante mexicano pidió hacer una planta siguiendo los planos de una Argentina. “En un principio, la barrera idiomática técnica fue un gran desafío, pues sus términos eran completamente distintos, pero con flexibilidad nos adaptamos, porque la forma de trabajar es bastante similar a la nuestra, rigurosa, bajo presión y detallista”, cuenta el gerente de proyectos de Constructora Inarco, Harold Álvarez.
Bimbo hace este tipo de plantas en distintos países, y lo que llama la atención a los chilenos es su alta preocupación por el medioambiente. “Tienen un ingeniero civil ambiental en obra como inspector técnico de obra (ITO), que está pendiente de todo para que no vaya a afectar al entorno en la construcción, ni en la operación. Y tienen planificada una reforestación y riego con aguas tratadas de la planta”, puntualiza Álvarez.
Agrega que han heredado una forma colaborativa de trabajar, pues mandantes de otras culturas están acostumbrados a que las constructoras aporten con sus observaciones en las distintas etapas del proyecto, con proactividad.
Innovación de la mano de Nestlé
La historia con mandantes extranjeros ha traído muchos aprendizajes. Con la empresa de PVC Tigre, Inarco aprendió acerca de la industrialización en Brasil en 2004 y con Kimberly Clark, un año después, a responder a normas americanas, como la NFPA de sistemas de protección contra incendios. Todas estas vivencias, más allá de anecdóticas, han sido un aporte innovador y han cambiado a la industria nacional.
Una de estas experiencias ocurrió durante el año 2000, cuando Inarco realizó un centro de distribución para Nestlé, empresa que los incentivó a buscar soluciones nuevas para tener una planta moderna.
El desafío llevó a los ejecutivos a viajar en búsqueda de nuevos y mejores materiales, y fue así como contactaron a especialistas en pavimentos postensados en Estados Unidos, material que, hasta ese momento, no había sido utilizado en Chile.
Inarco trabajó en la planta de Nestlé con la empresa suiza VSL, y la instalación se convirtió en su momento en la obra más grande del mundo con pavimentos postensados.
Pero el aprendizaje fue más allá de las fronteras de Inarco, pues en el proyecto trabajó Jerry Holland, experto norteamericano en este material, quien viajó a Chile y participó en la primera Feria del Hormigón, donde presentó a las compañías del rubro nacional esta innovación, que hoy ya es común en la industria de los pavimentos y la construcción. Así su venida se convirtió en un aporte para el rubro.
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